Os comparto esta emocionante actividad que hicimos ayer. Consiste en hacer un reloj que irá indicando cómo nos sentimos. Para eso, en una tira de papel vamos dibujando distintas caritas: alegre, triste, sorprendida, enfadada, asustada, disgustada. En otro papel hacemos un círculo que será el exterior del reloj. Podemos escribir alrededor nuestro nombre y la pregunta: ¿Qué tal estás? Doblamos el círculo y le hacemos dos cortes trasversales y separados la distancia de una carita, por donde metemos la tira de emociones. Ya sólo nos queda ponerle velcro adhesivo para usar de cierre. Nos ponemos el reloj y elegimos cómo nos sentimos y si la emoción nos cambia vamos girando la tira hasta encontrar nuestro nuevo sentimiento.
Estos son nuestros relojes, uno con caritas dibujadas a mano y otros dos con caritas ya diseñadas que encontramos en las páginas: https://www.psicoactiva.com/blog/ensenar-los-ninos-reconocer-emociones/ y https://www.imageneseducativas.com/ducacion-emocional-tarjetas-para-trabajar-las-emociones y las hemos impreso, recortado y pegado.
Esta actividad les sirve para reconocer cómo se sienten.
Las emociones no son ni buenas ni malas, si no que unas resultan más agradables y otras más desagradables. Todas son necesarias y nos aportan información valiosa. Debemos respetarlas y no invalidarlas, negarlas o quitarles importancia, ya que eso provocaría que el niñ@ se sienta incomprendid@ y pueda decidir en un futuro reprimirlas y ocultarlas.
Debemos aceptarlas sin juzgarlas, porque para el niñ@ son reales y auténticas. Y una vez reconocidas ponerles nombre y validarlas con palabras de empatía. Mostrarle al niñ@ que es normal que se sienta como se siente. "Entiendo que te sientas enfadad@, te he apagado la tele y querías seguir viéndola, yo también me siento así si alguien no me deja acabar de hacer algo que he empezado".
Otra cosa es la conducta asociada que adopte el niñ@. Si la conducta no fuera apropiada no podríamos permitírsela. "...pero no puedes pegarle, gritarle, escupirle a nadie por eso".
El último paso sería centrarnos en lo que sí se puede hacer y en la búsqueda de soluciones: resolverlo con palabras, escribir una nota o dibujo sobre qué ha pasado, pedir ayuda, disculparse. "Cuando me has apagado la tele me he sentido muy enfadad@, me gustaría que me avisases con antelación del tiempo de tele que me queda".
Los padres no somos perfectos: nos ponemos nerviosos, nos enfadamos, nos cansamos, nos asustamos. Pero desde nuestra imperfección les ayudamos:
- Si expresamos nuestras emociones y necesidades... les enseñaremos a expresar las suyas
- Si les mostramos nuestras debilidades y vulnerabilidad... verán que nos necesitamos los unos a los otros
- Si nos equivocamos ... aprenderán a disculparse y buscar soluciones
- Si reconocemos que no lo sabemos todo... sembraremos en ellos las ganas de aprender
- Si pedimos ayuda... aprenderán la necesidad de colaborar
Para ellos somos su "TODO", es una maravillosa oportunidad que debemos aprovechar.